lunes, 28 de junio de 2010

Convirtiendo el arroz en microchips

Brasil producirá silicio de la cáscara del arroz
Por Cristine Pires para Infosurhoy.com—09/03/2010

Una empresa brasilera está en las etapas avanzadas de la producción de silicio para productos electrónico de la cáscara de arroz en el estado de Río Grande do Sul. (Cortesía de Irga)
PORTO ALEGRE, Brasil – Arroz, uno de los principales ingredientes en la alimentación diaria de los brasileños, se usará para otro propósito más -- la creación de microchips electrónicos.
Una empresa brasilera está en las etapas avanzadas de la producción de silicio electrónico de la cáscara de arroz en el estado de Río Grande do Sul. Pero se niega a describir el proyecto para el que busca patente.
Hay varios investigadores más explorando cómo hacer del arroz más que un alimento en un país en el que se cultiva extendidamente el cereal. Brasil, que produce 12 millones de toneladas por año, es el noveno productor en el mundo, siguiendo a los países asiáticos, donde nació la explotación del producto según datos del instituto de arroz en Río Grande do Sul (Irga).
El sílice, que se encuentra en la cáscara de arroz, se usa en la producción del silicio electrónico de los microchips, los componentes integrados a las computadoras y teléfonos móviles.
"La reciente inauguración de Ceitec, en la ciudad de Porto Alegre, ha ampliado la gama de usos de la sílice", dice Gilberto Amato, coordinador del Centro de Excelencia de Arroz.
Ceitec es una empresa pública ligada al Ministerio de Ciencia y Tecnología, que fabrica semiconductores en Río Grande do Sul. El estado, que es el mayor productor de arroz del país, es responsable del 63% de la siega nacional, y ahora combinará su cosecha con la tecnología.
"Países como la China y la India están bien adelantados con este tema", explica Amato. "Allá es común abrir componentes electrónicos y encontrar dentro el chip de arroz. Ahora estamos camino a hacer lo mismo".
En el Japón, fabricantes de cosméticos utilizan granos de arroz para formular cremas de protección solar. El arroz posee un compuesto orgánico en la cáscara que lo protege de la esterilización del sol.
"La quíimica fina internacional está considerando la eficiencia de esta alternativa", destaca Amato.
La cáscara del arroz también contiene furfural, un compuesto utilizado en la furonoquímica, un campo de la ingeniería química responsable de la producción de polímeros. Furfural es la fuente principal de la fabricación de solventes y tintes.
"El furano compone una línea casi tan importante como la carboquímica y la petroquímica, que usan productos especiales de alto valor agregado", agrega Amato.
No obstante, el uso del arroz como componente aún se considera caro, ya que el proceso comienza con la colección de la cáscara, que es de gran volumen y poco peso.
"Si las distances para el transporte fueran largas, se complicaría", explica José Luiz Viana de Carvalho, investigador de Embrapa Agroindústria de Alimentos. "[El arroz] es viable tecnológicamente, pero requiere tener una [gran] escala de producción para ser viable económicamente".
Otros productos, como la papa y el coco, ya han alcanzado viabilidad como componentes químicos. Coza Utilidades Plásticas está entre las industrias brasileras que creen en la novedad de los bioplásticos, un tipo de plástico proveniente de recursos renovables, como el aceite vegetal y la maicena.
Hace un año, la empresa decidió invertir en las líneas Organic (con almidón de papa) y Native (con fibra y cáscara de coco). No obstante, el avance tecnológico, con el que hasta un 40% del petróleo que se usa en la producción se puede sustituir con recursos renovables, lo cual puede resultar en alzar el precio de estos productos en un 30%.
Cristina Zatti, directora de desarrollo de Coza, está satisfecha con los resultados.
"Como estamos preocupados por la sostenibilidad, buscamos materiales alternativos, como materias primas de fuentes renovables", relata Zatti.
El almidón de papa, por ejemplo, es 100% biodegradable, lo cual significa que los productos derivados del almidón se descomponen fácilmente.
"El consumidor está abierto a los materiales sustentables y dispuesto a pagar más para poner de su parte para defender el planeta" dice Zatti.

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